Hace poco estaba pensando en las razones que tenemos para hacer o no hacer ciertas cosas, o las excusas que nos inventamos para convencernos de lo que no estamos seguros, en todos los aspectos de la vida.
Algunas veces se trata de cambiar de trabajo, de cambiar de carro, de buscarse una pareja, o cambiar la que ya se tiene, de casarse, de irse del país, de seguir la universidad o dejarlo hasta donde llegamos, y un largo etc.
Hace un rato me hicieron una pregunta que fue la que terminó haciéndome escribir esto. Me preguntó uno del trabajo que por qué no me he casado todavía. Lo primero que se me ocurrió fue decirle que porque no he encontrado a la mujer adecuada, pero no me convenció ni a mí mismo. Después pensé decir que no ha llegado todavía el momento preciso para casarme, tampoco. Se me vino a la cabeza un comentario que hiciera mi amigo “el caballito” sobre que los de ahora no nos casamos porque no estamos dispuestos a empezar desde cero una nueva vida, que somos conscientes de lo difícil que es y queremos comenzar en el nivel de vida que actualmente tenemos. A lo mejor.
Pero me puse en serio a verlo con mas tranquilidad y llegue a la conclusión de que en mi caso por lo menos es el egoísmo el que mas pesa. ¿Egoísmo por qué? Porque soy un egoísta en cuanto a mi vida. Estoy tan cómodo conmigo mismo que aun no ha llegado el momento de compartir mi tiempo con alguna chica. Me refiero a pensar en un compromiso como el matrimonio, no a un simple noviazgo, para que no se malinterprete.
A estas alturas de mi “adolescencia” sigo pensando que lo más importante para mí es poder hacer lo que me da la gana, sin tener que consultarlo o negociarlo con nadie más. Así de simple. Creo que le pasa a muchos, tanto hombres como mujeres, a muchos de mis amigos.
Allí es donde entra el miedo. Miedo a perdernos a nosotros mismos, a perder nuestra vida o la libertad de hacer lo que nos da la gana. Miedo al cambio.
Entonces a lo mejor somos egoístas y miedosos a la vez.
Conozco a una pareja aquí en Venezuela que después de ser novios un buen tiempo según me han contado, tienen ya rato de estarse comportando como si no estuvieran juntos, como decimos nosotros en guate, jugando a escurrir el bulto uno del otro. Llevando cada uno su vida como si no tuviera que ver con la del otro. Él en su mundo y ella también en el propio, sin terminar de juntarse y sin ánimo de separarse. Hablando con ellos también me salió esa curiosidad. Será miedo al compromiso o egoísmo por uno mismo. ¿Ustedes que opinan?