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miércoles, abril 16, 2008

Optimismo es:

- Pensar que en el trabajo nos valoran y respetan. (No, esto no es optimismo, es mentira)

- Creer que tarde o temprano solo por ser buenas personas vamos a dar el salto de zope a gavilán. (No, esto no es optimismo, es absurdo)

- Imaginar que todo lo que hacemos tiene sentido y una razón, además de servir a un bien superior y que como tal estamos haciendo nuestra parte para hacer un mundo mejor. (No, esto no es optimismo, es ingenuidad)

- Considerar que el mundo puede mejorar. (No, esto no es optimismo, es inocencia)

- Pensar que la gente puede cambiar. (No, esto no es optimismo, es inexperiencia)

- Asumir que nuestras decisiones son correctas y nos van a mantener totalmente libres y alejados de problemas. (No, esto no es optimismo, es ridículo)

- Afrontar nuestras obligaciones con buen ánimo porque estamos seguros de que importan algo. (No, esto no es optimismo, es ignorancia)

- Soñar con que algún día el gobierno hará la diferencia para bien. (No, esto no es optimismo, es imposible)

- Ponerle buena cara a la estupidez ajena con la esperanza de que algún día terminará. (No, esto no es optimismo, es inútil)

- Acudir al medico seguros de que NO nos va a quitar el alcohol, el tabaco, la sal, las grasas, el pan, el chocolate, las pastas, el azúcar y algunas cosas mas. (No, esto no es optimismo, es ilusión)

- Convencernos de que nuestra “Jenny” nos ama pero aun no se ha dado cuenta y es solo cuestión de tiempo para que caiga en nuestros brazos. (No, esto no es optimismo, esto es imbecilidad).

- Suponer que algún día veremos a la selección en el mundial. (No, esto ya va mas allá del optimismo y no tengo palabras para expresarlo)

Entonces sigo sin saber qué es optimismo. ¿Ustedes tienen alguna idea?

miércoles, abril 11, 2007

Si no tuviste éxito...

Por algo a de ser, eso lo puedo garantizar, lo jodido es averiguar exactamente en qué fue que la cagamos.

Lo elemental en estos casos es aislar las causas ajenas o externas, partiendo de nuestra superioridad en todos los aspectos y campos del conocimiento, raciocinio, entendimiento y sabiduría humana. Es primordial que estemos convencidos de nuestra superioridad, en serio.

Una vez aclarado el tema de nuestra superioridad podemos determinar quien o quienes fueron los tarados que nos impidieron tener éxito. Pueden ser personas naturales, individuales, con representación jurídica, enemigos imaginarios, etc. Puede ser cualquiera. Sin olvidar que también pudieron ser las condiciones climáticas y atmosféricas, la alineación de las estrellas, la conjunción de Marte en Venus, el solsticio de verano o simplemente nuestra jodida puta suerte. Va, si por ser hasta pudo ser una intromisión cósmico-trascendental en su estado zen. Yo que se.

Noten que no he llegado a lo que muchos les dirían, aquella frase de “Si no tuviste éxito, esfuérzate, vuelve a intentarlo”. Eso está muy bien, pero insisto en que es vital aislar antes la causa del fallo, porque si no de que reputas va a servir esforzarse hasta el infinito y volver a intentarlo por el resto de los tiempos si de todas formas el éxito se nos va a escapar una y otra vez, considerando que por mucho que magnifiquemos nuestro esfuerzo las otras variables siguen constantes.

Bueno, entendido esto, debería ser sencillo encontrar al culpable de que no tuviéramos éxito y una vez encontrado, reventarlo con toda nuestra alma. Entonces sí, volver a intentar y repetir hasta conseguir el resultado deseado.

Ahora bien, si después de años de pensarlo, analizarlo y revisarlo, no es posible encontrar un culpable ajeno a nosotros mismos, nos tendremos que rendir ante lo evidente. Los mulas somos nosotros. Así de sencillo. Si ese es el caso, mas jodido todavía porque analicemos lo que analicemos y descubramos lo que descubramos, no habrá manera de tener éxito pues la metida de patas brota de nuestro ser. ¿Y en qué la cagué? nos preguntaremos, a lo mejor sea fácil la respuesta, otra cosa será resolverlo y a la próxima no repetir los mismos errores.

Pero ya para dejarla por hoy, si no tuviste éxito, lo mejor es tener todo un equipo para echarle la culpa. Lo importante es que si reconocemos que fuimos nosotros mismos los tarados, ese reconocimiento nunca se haga público, a cualquier precio. Y hay muchos niveles de éxito, todo es subjetivo, siempre.

sábado, marzo 03, 2007

Trabaja con Alegría.

¡Si pues! Como tan fácil que es mantenerse alegre con toda la retahíla de mamones con los que uno se tiene que enfrentar a diario, seguro que se puede trabajar con alegría. Claaaaaro, se trabaja con alegría, con regocijo, con diversión, con la certeza plena de que aunque no nos demos cuenta nuestro esfuerzo está cambiando el mundo. Jajajajajaja, simón, ya vas, diría un mi cuate.

Es que por definición no creo que se pueda trabajar con alegría porque el Trabajo como tal no es un premio, es un castigo. Es inherente a la naturaleza del trabajo el que sea una carga, algo pesado, un martirio. ¿Por qué? Porque para los que no lo recuerden, permítanme que traiga a colación el tema, y es que me refiero a que antes, no hace 100 años ni nada de eso, no, antes, durante la creación, NO, y repito, NO teníamos que trabajar. Fue hasta la metida de pata de Adán y Eva que, como uno de los incisos para penalizarnos, salió a relucir el trabajo. Si en ese entonces no hubieran hecho la mulada de la manzana, hoy en día estaríamos echadotes a la sombra de un árbol, en pelota, rascándonos la panza, tragando como coches de engorde sin la más mínima preocupación, sin pensar en el año de elecciones ni en el puto tipo de cambio. Pero nooooo, la humanidad en su brillantez a huevos quería comer del único lugar donde no la dejaban, y ¿Qué pasó? Que desde entonces tenemos que trabajar.

Otro ejemplo. ¿Han escuchado ustedes la expresión: “Pobre aquel, está pasando trabajo”? ¿Sí? Pues tanto si la han escuchado como si no, esta expresión siempre se utiliza en un contexto malo, de dificultades, de penalidades. Nunca, y no se como enfatizar esto lo suficiente, pero NUNCA van a oír que alguien diga: “Pobre aquel, está pasando trabajo porque su novia es miss universo, ninfómana, millonaria y está locamente enamorada de aquel”, tampoco van a oír que digan “Pobre aquel, está pasando trabajo porque desde que se ganó la lotería no sabe en que gastarse la plata”.

Pero bueno, para no profundizar mucho en el tema porque si no mañana voy a llegar a la oficina dispuesto a caerme a vergazos con todos, ustedes sigan levantándose para ir a trabajar cada día, bueno, o acostándose, porque también hay quien trabaje acostado, reúnan el poco ánimo que puedan y vayan a enfrentarse con un día mas de rutinaria cotidianidad. Y ya ni para que les digo que en lo posible traten de convencerse de que no existe toda la cuerda de cerotes con los que tienen que co-trabajar, porque en la mínima oportunidad que uno de esos tenga, les va a recordar con una rebuznante opinión que en efecto existen.

domingo, febrero 25, 2007

Acéptate como eres.

Claro, acéptate como eres.

¿Qué?

No, no, no, y no, me monto, digo, momento. Detengamos allí la cosa un segundo.

¿Por qué putas voy a tener que aceptarme como soy, asumiendo que no me gusta ser como soy? ¿Quién dice que me tengo que aceptar como soy? ¿Quién es alguien para decirles a los demás que se acepten como son?

No muchá, eso si ya me sonó a interferencia, a presión, a resignación, a conformismo. Conste, yo tampoco digo que hay que cambiar o no hay que cambiar, simplemente digo que cada quien haga lo que le ronque la gana. Pero que ya venga otro a decirte “Acéptate como eres”, nel pastel, ¿Qué chingados sabe el otro como soy?

Es que aquí entra mucha subjetividad, porque uno, a los ojos de los demás y de sus prejuicios, puede estar mal o no cumplir con ciertos estándares, pero en realidad sentirse muy bien consigo mismo. También se da el caso de que alguien puede ser el prototipo del éxito según los demás y sentirse como la viva mierda con él mismo. De todo hay en esta viña del señor. Por ejemplo, un amigo mío era exactamente como él quería ser y hacía únicamente lo que le daba la gana hacer. Pero ante los de la universidad eso era como pecado, hasta que un día me dijeron: “Vos, aquel sí está en la mierda” y les dije yo: “no, uno está en la mierda cuando no es como quiere, pero este cabrón es justamente como quiere ser”. O como dijo el Taz: “¿Pobrecitos ellos? Puta, pobrecito vos cerote”.

De todas formas si uno está contento con ser como es, entonces tampoco es que se tenga que aceptar mucho, en ese caso sería un poco contradictorio ese “acéptate como eres”, porque ya se asume que uno es así y así está bien. Para que el “Acéptate como eres” valiera de algo, habría que partir con que uno está inconforme con cómo es. Que si muy flaco, que muy gordo, que muy negro, que muy blanco, que muy feo, que muy guapo, que muy tímido, que muy chingón, que muy mula, que muy listo, que muy cabrón en el chance, que muy inepto, que qué se yo, todo lo demás también.

O como dijo Felipito el amigo de Mafalda, ¿Por qué justamente a mí tenía que tocarme ser como yo?. Pues eso mismo, pero resumiendo:

• Si usted es feliz con ser como es, pues ámese cerote, gócese, disfrútese, y llévele su regocijo a los demás, siempre con el riesgo de salir somatado por optimista.

• Si usted no es feliz con ser como es, pues no se acepte así. Pida devolución por defecto de fábrica. Si esta muy coche, adelgace. Si esta muy flaco, harte para encocharse. Si es muy tímido, chupe para perder sus inhibiciones.

• O en lugar de tratar de cambiar, termine aceptándose, si ya total qué mas da, haga lo que haga nunca ni a putas va a estar conforme con nada.

Ustedes dirán.