lunes, agosto 15, 2005

Fue por una rubia loca.

Fue por una rubia loca,

que bailaba sola hasta el amanecer.

Y se movía pero tan bien

que fue mirarla y fue perder,

todo por ese cuerpo y esa promesa…

Y eso es todo lo que tiene de similitud la historia con “La milonga del marinero y el capitán”, gran canción de “Los Rodríguez”, donde un marinero y un capitán compiten en una trágica apuesta por los favores de una rubia, que “ya no era joven pero era audaz, y bailaba siempre al compás y no le importaba que se la echaran a suerte”. Para no hacer tan larga la historia, los dos terminan durmiendo el sueño eterno en el fondo del mar y por supuesto que sin la rubia.

Pues resulta que yo no soy marinero (eso me sonó a la bamba, jajaja), pero tampoco soy capitán, ni estaba compitiendo contra el uno o el otro, y ya puestos tampoco terminé descansando bajo el mar. Por suerte, solo estaba compitiendo contra mi propia torpeza y para ser completamente francos contra mi propia calentura, birriondo que es uno dicen allá por “onde yo”.

Total, que era la noche-madrugada de un viernes-sábado luego de una semana pisada, el sitio a reventar, una rubia escultural y despampanante, ¿o sería efecto de los tragos? La verdad ahora que lo pienso no lo se, pero hasta donde me acuerdo estaba buenísima y también bailaba hasta el amanecer como la de la canción. Rica la condenada. De esas que se ven en las novelas pero que solo con verla ya sabe uno que se le tiene que acercar con las escrituras de la casa y los papeles del carro modelo reciente porque de lo contrario ni la hora dan. Total que ni me estaba viendo, pero ya con tres tragos encima don Burro pensó que tenía listo el asunto. Si hasta la invité a bailar, yo que no bailo ni los ojos.

Yo no quería terminar bajo el mar, solo bajo las sábanas de algún hotel con la mencionada rubia, total que después de ejecutar mis magistrales pasos de baile que aprendí viendo a Pedro Picapiedra la invité a una copa, derrochando encanto de fino seductor y cuando ya estaba casi seguro de que había picado el anzuelo, me mandó a freír monas la desgraciada, por decirlo de una manera delicada. A tomar una ducha fría compañero, jajajaja.

La apuesta no la ganó la muerte como dice la canción, me la ganaron los tragos y no terminé descansando bajo el mar, terminé con una media borrachera riéndome del ridículo que acababa de hacer y dispuesto a intentarlo de nuevo en cuanto pueda, total tarde o temprano caerá una, jajaja.

Que sería la vida sin estos momentos anecdóticos, jajaja. Por supuesto, de ganar yo la apuesta y haber terminado donde quería no les estuviera contando la historia, me la guardaría para mi solo, caballero que es uno de vez en cuando.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Puta cerote.... te tengo una buena rola pa la noche que viviste.. se llama con una rubia en el avion.. .jajaja es cierto que no andabas en avion y tampoco te fuiste a brazil pero la toreada es lo que cuenta... ya veras que es cuestion de suerte ya caera alguna por ahi... saludos primito

Andy dijo...

Si de que caen, caen cerote, eso no me preocupa, jajaja. De hecho ya han caido unas cuantas, pero esas no son historias para ventilar en este humilde blog todo público, jajajaja.

Saludos primito.

Mente_Agil dijo...

cOMPADRE, dichosote, jajaja, pero lo bueno de toda esta historia de una noche de tragos, es que no te paso lo que cuenta Arjona en una canción que dice, "te equivocas no ando en busca de macho, si no de hembra". jajaja - SLDS

Anónimo dijo...

Que muco sos manix... diciendole Rica a una Mujer!!!!!!!! Jajaja mudo.. tenés que aprender a bailar más!!!! Jajaja