miércoles, diciembre 03, 2008

Caminando de noche.

Siempre le pareció abrumadora la capacidad de una ciudad para hacer sentir solitario a alguien. Y no porque en realidad estuviera solo, no lo estaba, tenía familia y amigos, pero le embargaba una sensación de vacío en el alma. Tras varios días con esa sensación empezó a buscar en su pasado un destello de ilusión, un recuerdo, un retazo de memoria, cualquier instante al cual aferrarse y seguir viviendo.


Así, observando en su interior revivió momentos de antaño cuando todo prometía. Recordó a su primer amor. Recordó aquella emoción que aceleraba su respiración. Recordó a aquella niña, bueno, en aquel tiempo era una niña, la criatura más hermosa que pudiese conocer jamás. Recordó que además de ser su primer amor, también fue su primer imposible. - El primer y más puro amor, y a la vez el primer imposible - se dijo para sí, - vaya manera de encontrar un recuerdo para tratar de sobrevivir -. Muy a su pesar se cruzó con el recuerdo que podría causarle más dolor. Lejos de encontrar un aliento, una esperanza, una ilusión, se topó de frente con una espina clavada en lo más profundo de su alma.


Pero el dolor es una fuerza imponente, capaz de mover lo inamovible, para recordarle a quien le necesite que debe seguir, que debe vencerle. Pero la vida real no es como debería ser, no es ese conjunto de sueños e ilusiones, por lo que tuvo que asumir la responsabilidad de revivir viejos dolores y utilizarlos para continuar su recorrido por este mundo.


Aquel infeliz asimiló de tal forma el dolor que recordar le causara que empezó de nuevo a vivir, aunque de su mente nunca se apartó la imagen de aquella hermosa niña que un día se adueñara de su corazón, de su alma, de su respiración, de su mente, de su todo. Solo podía pensar en como sería ahora esa niña, solo podía imaginar la belleza de mujer en que se habría convertido con el correr de los años. Cómo el tiempo lo cura todo, conforme la vida siguió, nuevamente depositó el recuerdo de aquel viejo amor en lo profundo del olvido.


Un día cualquiera, caminando de noche, solo, pensando en la magnificencia del cielo nocturno, en la luna que siempre le acompañaba, viéndola, sintiéndola, pensando en las estrellas, como caminantes que siguen un camino por la noche igual que él, siguió los pasos que el destino y el azar quisieron. Pié tras pié, aquella noche le guió al encuentro de un recuerdo. Pero no fue simplemente recordar, no se tuvo que conformar con la imagen etérea de su imaginación. Se encontró con el recuerdo mismo. Al cruzar una esquina se dio de frente con aquella niña convertida en la mujer más hermosa que pudiera existir en tiempo cualquiera sobre la tierra. Ni siquiera lo pudo creer. Unos instantes bastaron para captar la esencia de su sonrisa, la belleza de su aura, la sencillez de su espíritu, la incomparable hermosura de su ser. Fueron solo segundos, instantes supremos que le impactaron. Solo pudo verla por una nada insignificante de tiempo pero para él bastó. No necesitó contemplarla durante horas para poder absorber su presencia. Efímero como debía ser, todo terminó.


Y así, andando de noche, cada noche, en especial las noches de luna llena y cielo despejado, espera con ansiedad ese encuentro que con toda seguridad se producirá. Únicamente debe esperar. No dejó de sentirse solitario, pero por lo menos ahora le acompaña el recuerdo de un amor puro, inocente, infantil, que nunca fue y nunca será, pero que nunca desaparecerá. Siempre, claro, que se mantenga caminando de noche…

6 comentarios:

la-filistea dijo...

Qué bonito texto, me acordé de Rata Blanca!

Cuenta la historia de un mago
que un día en su bosque encantado lloró.
Porque a pesar de su magia
no había podido encontrar el amor.

La luna, su única amiga
le daba fuerzas para soportar
todo el dolor que sentí­a
por culpa de su tan larga soledad.

Es que él sabí­a muy bien que en su existir
nunca debí­a salir de su destino.
Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás
sí lo tendrás que saber reconocerlo.

La Chachi dijo...

Que bella inspiracion mi amigo Andy.

A traves de tus palabras, vi a mi mami. Gracias,

Un fuerte abrazo.

PROSÓDICA dijo...

Mano por días te entran unas tus ondas melaconcólicas gruesas!. Cómo me disfruto estos tus textos Vader.

YA VENIS, YA VENIS, YA VENIS......tres diítas, qué alegre.... ya quiero que organisemos parrandas.

apapachos

robertogt dijo...

Me llega un monton cuando escribís cosas asi mano, porque siempre sabes trasmitir las cosas, saludos pue

El Zopilote dijo...

Aqui venia a ver si me daba jalon maestro jeje me llego mucho el post.
Nos seguimos leyendo pue mano.

Pirata Cojo dijo...

Qué bonita ficción Andy, ¿algo autobiográfico?, bien estructurado.