miércoles, septiembre 12, 2007

Un Septiembre Grande. Septiembre de 1991.

Antecedentes: Un par de años antes habían cambiado a las autoridades del Colegio de Infantes. El Padre Cristóbal se iba luego de más de 30 años de rectorado ejemplar. Los nuevos, un cura joven y su junta directiva, nunca entendieron lo que era ser parte del Colegio de Infantes. Se suprimieron muchas actividades. La última semana de agosto, todo Segundo Básico, incluyéndome, fue expulsado después de un retiro espiritual. Las autoridades prohibían al Bicentenario desfilar en el aniversario de la Patria. El alumnado se fue a la huelga, por primera vez en los 210 años de historia del Colegio. Jornadas grandes en el Parque Central, con nuestra chumpa blanca, prohibida un año antes, con los padres de familia organizando comités de emergencia, la Asociación de ex alumnos apoyando. Hasta los medios de comunicación nos apoyaron. Con ese marco, llegamos al 15 de Septiembre, hace 16 años, y vivimos una fecha grande, que voy a tratar de contarles:

La Historia: 1991. Habían cambiado los tiempos y el Batallón Gris y Blanco no podría salir a las calles. No importó. A mí casi no me dejaron desfilar en mi casa pues tenían miedo de que me expulsaran definitivamente. Los comentarios de mis tíos, ex alumnos del Bicentenario hicieron que me decidiera. Una expulsión era lo de menos. A mis 13 años no iba a oír razones.

Atendiendo al llamado y desatendiendo la prohibición de las autoridades del colegio, me presenté aquel domingo 15 de septiembre de 1991 en la Octava Calle y Séptima Avenida de la Zona 1 a las 6.30 AM. Algo inspirador fue ver a gente que había salido del colegio un año antes y se presentaron, uniformados de gala a desfilar. Las madres de familia nos pusieron un lazo negro en el brazo izquierdo. Algunos Institutos y Colegios nos apoyaron prestándonos instrumentos.

De uno en uno fuimos juntando tercias y luego pelotones, hasta formar una Compañía, comandada por Montufar García-Granados. Don Marco Antonio Cevallos nos prestó su Bandera de Guatemala. Y una banda reducida en instrumentos, con un solo bombo que la Familia Vélez Arce donó, pero grande en integrantes. Decidió la gente que desfiláramos en columna, pues eso haría que nos viéramos más. Marchamos por la décima avenida hasta la segunda calle de la zona uno, tomamos nuestro lugar en el desfile y esperamos. Un detalle que no recordaba y lo leí hace unos días, muy emotivo también, fue ver a la escuadra de Gastadores de primaria, que se presentaron ilusionados de ser parte de aquel gran día.

A eso del medio día, pasamos frente a Palacio Nacional, con nuestro uniforme brillante y con aquel lazo negro significando el luto que llevábamos en nuestras almas. La gente nos aplaudió con el corazón, sabiendo las complicaciones que llevábamos encima.

Formamos abriendo los intervalos en columna y marchamos a Paso Alemán, poniendo el alma en cada pisada que dábamos. Así, sin darnos cuenta, sin sentir el cansancio, llegamos a la Municipalidad, punto final de aquel desfile. Pero el Colegio San José de Los Infantes no se queda en la calle. El Bicentenario regresa a su casa desfilando, igual que salió de ella.

Enfilamos la séptima avenida, y sonaba en solitario el redoble de la Uno, caja que Daniel Vélez había tenido a bien rescatar de las catacumbas una noche antes, metiéndola en un taxi junto con algunas mas.

Cuando llegamos a la 13 calle, la grandeza se sentía. La gente lloraba, yo los ví, yo los ví, mientras mantenía mis brazadas en alto, cómo la gente derramaba lágrimas de orgullo viendo al Glorioso Batallón Gris y Blanco desfilar. Y saludamos al punto mas importante del desfile, después del Palacio Nacional, aquella cuadra de la Séptima avenida entre 12 y 13 calles. Guatel y el Palacio de Correos como testigos. El tiempo pasó, esa tarde casi moría cuando llegamos al Colegio, a nuestra segunda casa. Y no nos dejaron entrar.

El Colegio San Sebastián, rival eterno pero apoyo en ese tiempo de oscuridad, nos ofreció sus instalaciones para ir a cantar el Himno de Guatemala y el Himno del Colegio. Y allá fuimos, con nuestra gallardía, con nuestro honor, con nuestro orgullo, tragándonos las lágrimas de sentimiento que nos salieron. Hubo gente que abandonó el Batallón Gris y Blanco antes de seguir hasta el San Sebastián. Imposible culparlos, pero muchos otros seguimos con los huevos en la mano. Sabiendo que durante todo el recorrido había cámaras ingratas que nos fotografiaron para luego emitir represalias, incluyendo un nefasto helicóptero que nos sobrevoló, filmándonos. Eso no importaba. Lo que importaba era que íbamos allí, desfilando por aquella institución educativa que nos formó y por el cumpleaños de la Patria. Si no debimos ir, eso es algo que escapa a nuestro juicio. El hecho es que fuimos hasta la Segunda Calle de la zona 1, donde entonamos nuestro himno. Allí se rompieron filas.

Yo recuerdo como mi viejo que Dios tenga en su gloria me llevó de vuelta a casa, extenuado, adolorido, pero feliz de haber estado allí. Satisfecho de hacer mí parte.

Una semana después, en Palacio Arzobispal, un ya lejano 20 de septiembre, las madres rezaban un rosario y nosotros, en pleno apagón por los racionamientos energéticos de aquel tiempo, cantábamos consignas en apoyo al Colegio. El Arzobispo Próspero Penados del Barrio anunciaba el cambio de dirección. Aquel lunes 23 de Septiembre la Chumpa Blanca volvía a lucir sus galas por las calles de Guatemala, mientras los Mariachis tronaron celebrando el triunfo de la grandeza y la historia sobre la ambición, al compás de incontables ametralladores que nos empujaron a cruzar el “Clásico Vértice”.

Ese fue un año que nos marcó.

Yo tuve la suerte de ir al centro de la primera fila de aquel tercer pelotón en columna, justo atrás del comandante de pelotón, aunque no recuerdo quien fue. A todos aquellos compañeros que marcharon hombro con hombro, hombría con hombría, quiero enviarles un abrazo. Que Dios y San José los premien por aquel esfuerzo.

Salud!!!

14 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Pues muy bien! Lucharon por lo que querían y lo consiguieron, muchas veces pienso que si en Guatemala nos uniéramos para protestar o reclamar por lo que consideramos justo otro gallo cantaría.

Saludos

SCD dijo...

La union hace la fuerza... ojalá y todos siguieramos ese ejemplo.
Saludos Andy!!!

Alexia dijo...

Puchica vos, que sentimiento mano, puedo decir que hasta te vi derramando un par de lagrimas y te recorde en aquella fotita que me mandaste con tu uniforme gris.

Para mi el infantes era ver al peloton de patojos guapotes, cuando estabamos en la banda guashquera del colegio, sentiamos hasta respeto por esa banda.

Buen post, te quieyo mucho.

Anónimo dijo...

Ala gran... Qué recuerdos realmente! De esa fecha solo me acuerdo que muy temprano estaba sentada en la banqueta del Mercado Central haciendo moñitas negras de listón! Se acabaron los ganchitos de ropa, y algunas se fueron con una puntada en la manga!

Muchos personajes habrán surgido en esa fecha, pero lo mejor fue el amor que le demostraron al Infantes!

Mi colegio nunca desfiló, pero si me tocó con vos y con el Mole en el Liceo! Aunque con vos nos saltabamos a veces cuadras con mi papá y nos quedabamos tomando una aguita en alguna tienda jajaja pero con el Mole, no me tocó más que seguirlo en todo el trayecto! jajaja

Abrazos pues...

Alexia dijo...

Vos, Andy acabo de leer tu relato de Los Heroes del silencio, en la pagina de rock republick, sanigua! famoso el isao! http://www.rockrepublik.net/topic/1309/

Lo bueno que te dieron tu credito manin, lo chistoso que al final puso (saber quien es) jajajajajajajajaja

la-filistea dijo...

Demostraron que no eran un establecimiento escolar simple, sino algo que estaba marcando sus vidas para siempre.
Para muestra este tema.

Grande Andy!

Chaludos.

P.S. o estoy viendo mal o tu plantilla está rara?

La Chachi dijo...

Vos, tu plantilla esta toda rara. Asi no le hallo por donde leer.

A mi me gustaban los gastadores. Eran lindos esos tiempos.

Un abrazote y que lindo que recordes esos momentos que quedan sellados en la mente.

robertogt dijo...

uta vos Andy, la verdad que que enseñanzas dejas con este post, hay que ser huevudos hasta el ultimo momento y aceptando las consecuencias, mis respetos mano y a todos los que participaron de ese memorable día.

Pirata Cojo dijo...

Todo mi respeto por el sentimiento derramado, recuerdo esos días, me lo contaron y me dio cólera, era el tiempo de querer terminar con décadas de militarismo, pero no era la forma, en fin, te felicito hermano.

Mirna dijo...

Que buen post. Me acuerdo que mis primos me contaron de este suceso, ya que yo ya vivia en Los Angeles. Cuando me lo contaron, no me sorprendi porque los patojos del Infantes tienen su caracter y su orgullo. Y que bueno por ustedes! La suya siempre fue una de mis bandas favoritas...en el colegio yo tocaba en la banda y sentia un orgullo enorme el desfilar el 15 de septiembre. :)

Saludos,

Mirna

Anónimo dijo...

siguiendo con los recuerdos... (tal como lo expresé en tu post de la metrostereo), la verdad leyendo éste... sentí que los huevos se me salían. yo me gadué del colegio en el `97 y para este acontecimiento haciendo cálculos yo estaría en 6to. primaria, bueno el hecho es que, igualmente externamos un dolor profundísimo en esa oportunidad, pues si hubiese algún código, ley o sencillamente una cuestión de honor, ésta se había violado. En fin, el amor hacia el colegio, en todos los aspectos, se lleva muy dentro del corazón, yo estuve en el último concurso "formal" donde conseguimos ganar el 6to. y último campeonato nacional de bandas (ahora hay cualquier cantidad de concursos), fué en el campo de marte y donde también nos "chulearon" nuestro banderín de turno. Bueno, te dejo y no queriendo sonar tedioso, también tengo un post sin terminar acerca del colegio, pero me faltan algunos datos. adiós
p.d. a ver si te echas un "colazo" por http://espyder.chapinware.com/ mi blog (en pañales aún, pero al fin, mi espacio de expresión)

OscarC.gt dijo...

Bueno, nunca pensé encontrar una anécdota que al leerla se te enchina la piel de nuevo, porque tuve la oportunidad de estar ese 15 de Septiembre de 1991, solo que del lado del eterno rival, pero ambos colegios se caracterizaban porque se hacían las cosas de corazón, con disciplina. Estaba en 3o Básico, pertenecía a la banda Marcial, era mi ultimo año, y si, fue una gran sorpresa ver que alumnos del Colegio San Jose de los Infantes llegaran al Colegio San Sebastian, fue algo histórico en ese momento, los comandantes de ambos colegios se encontraban en el balcón principal, se entonó el himno de Guatemala, los himnos de los colegios, fue algo grandioso!!, porque se sintió una verdadera unión, entre personas que amamos a nuestra Patria, felicidades, siempre demostremos esa valentía y unidad, por Guatemala y ese amor por los centros educativos en donde gracias a Dios estuvimos.

Unknown dijo...

Qué linda anécdota. No veo por ningún lado el nombre de quien vivió esto, para poder felicitarle por su nombre. Alguien como él debería ser el Director del Infantes. Alguien que de verdad AME al Colegio. Muchas cosas buenas se han perdido (como el coro y la marimba) porque el Colegio NECESITA de alguien que de verdad llegue a hacerle honor al bicentenario. Ahora gracias a Dios mis hijos estudian en el Infantes y a pesar que ninguno pertenece a la banda ¡la acompañamos a todo! le damos nuestro apoyo, caminamos a su lado y ya llevamos 8 años de no faltar a la fiesta que se vive frente a "Telgua" junto a los ex alumnos que lucen con orgullo sus chumpas y los banderines de sus instrumentos. Ojalá que este 15 de septiembre el grito de "únanse" sea más fuerte que nunca junto a los queridos ex infantes y nosotros, sus familias

Unknown dijo...

Andy como estas..? Gracias por recordar esa anécdota tan especial.. Soy Montufar Garcia-Granados, el comandante general en ese año...y si, al igual que muchos se me enchino la piel y definitivamente algunas lágrimas de orgullo y nostalgia de haber formado parte importante de ese gran día y de mi glorioso colegio de infantes..!