miércoles, abril 29, 2009

Iron Maiden Flight 666 - El Documental

¿Qué puedo decir ya sobre Maiden? Cualquiera que mínimamente me conozca o haya seguido el ruletero sabrá que son mi grupo favorito. Y a pesar de todo el material que producen y que tengo de ellos, todavía son capaces de sorprender incluso al mas escéptico de los espectadores.

La mas reciente grata sorpresa que le debemos a Harris y compañía es el lanzamiento del documental Iron Maiden - Flight 666, dos horas de filmación que reúnen las peripecias, anécdotas, esfuerzos, logros, frustraciones y vivencias de la primera parte de la gira “Somewhere Back in Time” del año pasado, gira inmensa donde las haya.

Desde la logística, acondicionando su propio avión, conocido como el Ed Force One, cuyo código de llamada era “Five Stars 666”, superando retos de ingeniería para acomodar las toneladas de equipo, el staff, el grupo, sus familias y por si fuera poco, volar bajo las ordenes del capitán Bruce Dickinson, vocalista de la banda. Miles de millas, que los llevaron a India, Australia, Japón, USA, Costa Rica, Colombia, Brasil, Argentina, Chile, Canada, y probablemente alguno que se me escapa.

Impagable ver escenas del grupo fuera de los escenarios, jugando golf, o tenis, o fútbol o simplemente compartiendo. Las tensiones que una gira así puede provocar, el agotamiento físico, los factores externos, etc. Un documental verdaderamente emotivo.

Además, la sorpresa de ver a un amigo, Pepió, cantando Children of the Damn en español, durante las escenas filmadas en Costa Rica. Una gran producción que espero pronto tener en mis manos para la colección personal. De momento tuve la suerte, y digo la suerte porque no mucha gente se enteró, de verla en los cines de Oakland Mall durante una proyección limitada que hicieron por tres días, la semana pasada. Una de cal y una de arena, primero infinitas gracias a la gente de Cinépolis por habernos dado esa proyección, y segundo lamentable que no hicieran mas propaganda. Maiden tiene muchos mas fans en Guatemala que la capacidad que representa la sala donde proyectaron el documental.

Ya se yo que no es importante, pero cada día que pasa agradezco ser un fan del metal. Qué grande es el rock and roll señores. En las escenas, creo que de colombia o chile, no estoy seguro, sale un cuate al final del concierto que logró agarrar una de las baquetas del gran Nico McBrian y verlo llorar de la emoción es verdaderamente conmovedor. Para los que amamos el metal, es la sublimación de un estilo de vida. Ver al cura en Brasil que basa sus prédicas en la moralidad de las letras de Maiden, o a un puñado de australianos celebrando el concierto a punta de cerveza, o a una japonesa decir que quisiera ser la hija de Harris, o a los colombianos soportando medidas de seguridad francamente humillantes con estoicismo y entereza, o ver la locura desbordada de la hinchada argentina, o los canadienses esperando en la cola solo con una playera negra de Maiden bajo una intensa nevada, o un estadio repleto en Centro América llevando la fiesta en paz, o los hindúes coreando a todo pulmón las rolas bajo las prejuicios y diferencias de su cultura, solo me confirma que estamos del lado correcto. Y me hace sentir que algún día los volveré a ver en concierto como aquel recordado junio de 2003. Lo se, es solo cuestión de tiempo y aunque en esta gira no fue posible, el día llegará en que los veré junto con mi hermano y podremos gritar “UP THE IRONS!”.

P.D. Algo que me atormentará durante mucho tiempo es que después de vivir 5 años en Venezuela, Iron Maiden llegara a tocar allí dos meses después de que yo me largara, en la segunda parte de la gira. Qué huevos. Pero qué pisados también.

UP THE IRONS!!!


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