miércoles, enero 17, 2007

Hace 30 años se casaron mis papás.

Este es un post alegre y triste a la vez. Sí Don Pedro viviera, este lunes 15 de Enero de 2007 recién pasado coincidiendo con una celebración más del Cristo Negro de Esquipulas, mis señores padres hubieran cumplido 30 años de Sagrado Matrimonio. Yo, como siempre he sido un irresponsable olvidadizo, vengo publicando esto dos días después, pero lo que vale es la intención.

Sí, como si nada 30 años. Doña Nelly, mi santa madrecita, recibió este nuevo aniversario recordando a Don Pedro y todos los sucesos de aquel lejano día.

Eso estuvo alegre muchá, según me han contado, claro, porque no quiero ningún comentario fuera de lugar sobre los bebés prematuros, ya que tengo pruebas fehacientes de que mis viejos no se casaron con prisa, pues yo nací 11 meses y medio después del enlace religioso.

Primero los nervios normales de los dos ilusionados contrayentes. Como mi madre es originaria de la hermana república de Zacapa, hubo desplazamiento geográfico de asistentes al acto desde la capital del mundo, Jumuzna, hacia la capital del país, Guatemala. En cuenta los abuelos. La Abuela Elfa, previsora como siempre, se vino varios días antes, pero Don Agusto, más conocido como Tío Guto, emprendió el viaje hasta el mero día de la unión, pero para variar los atrasos en las carreteras y ya con la novia dentro del carro y frente a la iglesia, Tío Guto no había aparecido. Los abuelos paternos, Don Vicente y Doña Bernarda no tuvieron esa complicación pues para mas comodidad mis papás se casaron en la Iglesia de por la casa, La Villa de Guadalupe, pero no en la iglesia de ahora, sino en la que está en la calle de atrás, que fue la que se utilizó mientras se reconstruía el templo después del terremoto. Los casó un monseñor alemán, párroco de la Villa por aquel tiempo, no recuerdo bien el apellido pero sonaba como “Hann”, o algo así.

Pasó la misa con el consabido resultado, o como decía mi papá, “yo no me casé, la que se casó es mi esposa”. Después la concurrencia se dirigió a la casa, donde estaba listo el purrún, con el único detalle de que el Abuelo Vicente tuvo que irse a acostar pues estaba bastante enfermo, incluso se temió que no pudiera asistir a la misa pero el legendario Don Chente se entacuchó y no se perdió tan magno evento.

Como el tema de las bebidas era un poco delicado porque muchos de los comensales, invitados de ambos lados, eran muy buenas manos para la ingestión alcohólica, mi viejo también muy previsor, encargó cinco galones de la mejor y más exclusiva cusha zacapaneca. Para no estar sirviendo de traguito en traguito, mi Tío Roberto se encargó de hacer una su mezcla en una olla tamalera, poniendo coca-cola, rodajas de naranja y de limón, la mencionada cusha y que la gente se sirviera con cucharón. Lo que nadie previó, fue que el tío Roberto preparando el “ponche”, aprovechó para irlo probando y probando, de forma que para cuando empezó la fiesta ya estaba cruzando las piernas y dando un paso para adelante pero tres para atrás según cuentan, jajaja.

El musicón, inolvidable según me dijeron. Llegó la Marimba, con lo que todos bailaron alegremente al son de los clásicos de nuestro instrumento nacional. Para redondear la variedad y el espectáculo, también llegó el grupo o como se decía en aquel entonces, el conjunto Siglo XX, que según me han dicho era bastante bueno, solo que no tengo ni idea que música tocarían, no se me había ocurrido preguntar hasta ahorita.

Total, que la noche avanzó, la gente chupó, bailó, se hartó, porque dicen que había comida por montón, estuvieron contentos y eventualmente se fueron marchando. Los que se tenían que quedar, se acomodaron como pudieron en las camas disponibles, la mayoría jatiaditos y a lo ancho para que cupieran mas, jajaja.

Los flamantes y enamorados novios iniciaron la Luna de Miel al día siguiente, recorriendo el occidente del país. 11 meses y medio después, aparecí yo en escena. Tres años y medio después de mí, llegó mi manita. Y seis años y medio después de mi manita, llegó mi manito.

Fue el matrimonio de mis papás algo ejemplar para mí. Claro, como cualquier otro tuvo sus altibajos, sus alegrías, sus tristezas, sus complicaciones, sus bendiciones, de todo. Duró 22 años, 5 meses y 2 días, cuando aquello de “hasta que la muerte los separe” se hizo lacónicamente cierto con la partida de Don Pedro. Dios sabrá por qué.

Madre mía de mi alma: Solo llevo 5 días lejos otra vez, pero desde el primer día estoy soñando con el regreso, que se producirá antes de que nos demos cuenta. La extraño mucho y la quiero infinito. Gracias.

Papá: Gracias. De alguna forma quiero creer que leerá esto y se reirá un rato al recordar todo lo que vivieron juntos. Lo extrañamos cada minuto de la vida, todos, pero allí vamos para adelante.

Muchá, mejor digamos ¡SALUD!, por el aniversario de mis viejos, porque sino me voy a terminar poniendo chillón. Hay nos vemos pues.


10 comentarios:

Anónimo dijo...

Salud! ! !

yo si, me puse a chillar, y queee? ? ? ? ?

ohhhh los recuerdos.....

Anónimo dijo...

Noooo, si la que terminó llorando para variar fui yo! jajaja y estando en la oficina... se te encarga!

Haaaaa dicen que fue un magno evento, las tías se acuerdan de sus vestidos largos, la tía Bruja (que conste que bruja de cariño, porque de mala no tiene ni un pelo) le hizo el vestido de novia a la mama, y los pasillo de la Iglesia eran un jardín de flores... y eso a mí si me consta por las fotos! jajaja

La verdad es que tuvieron sus altibajos como todos, pero yo estoy convencida de que por no haber sido por la injusta partida... seguiría siendo un matrimonio como pocos la verdad!

A mí me encanta ver la expresión de mi mami cuando la molestan y le dicen que se consiga un novio.. que todavía esta joven para tener un amor... pero los ojos de mi mamá definitivamente dicen que su amor todavía está en mi papá!

Algún día volverán a estar juntos, y recemos porque ese día todavía no esté calendarizado!!!!

Y seguramente manito, nuestro tatita verá el mensaje y se reirá de lo llorones que somos!

Te quiero,

Tu manita

Andy dijo...

No se crean muchá, yo como decía el chavo, soy machito chillón, jajaja.

Es cierto que la Anka le hizo el vestido a la mama, y las flores en el pasillo, que grande.

Sigo probando a subir las fotos pero no se deja esta cosa, debe estar malo el blogger. Espero poder subirlas.

Alecksya: Gracias por pasarte otra vez por aquí.

Manita: Yo también te quiero, y a mi mami y al manito.

Anónimo dijo...

Sálú pue,por el aniversario, vos, yo oí al Siglo XX, tocaban de todo, pero la verdad las que mejor les salían eran las del grupo "Chicago", ya que tenían una muy buena sección de vientos, espero haber alcarado tu duda.

Otro salú pué.

lu! dijo...

Salud vos, por ellos y por vos!! por que algún dia ame tanto como ellos o como los mios!

salud otra vez, porque no basta con uno!!!

Anónimo dijo...

Hoy si me tocaste la fibra con tu relato vos ya que mi situacion con mis papás es similar a la tuya, muy bonita historia y muy bonito homenaje a tus padres.

Anónimo dijo...

Salud, con agua pura sabor cereza...
o bueno, con margarita??

Anónimo dijo...

Hoy sí me tocó lo más débil de mi corazón...
Al fin de tantas, Dios siempre se lleva lo mejor.
Yas

Araña Patagonica dijo...

Que lindo relato! Me emocionó mucho y lo contaste con tanta esponeidad que hasta parece que hubieras estado ahí..
Un beso

Andy dijo...

Hola Araña, gracias por el comentario y me alegra que te gustara. ME hubiera gustado en efecto estar allí pero bueno, era un poco difícil, jajaja.

Besos.