¿A ustedes no les pasa? A mí sí, y lo digo con toda la tranquilidad del mundo, que ya estoy hasta los huevos de tener que poner buena cara por todo. Donde se ha visto.
¿Por qué no podemos poner mala cara? Si se nos antoja poner mala cara ante lo que nos de la gana deberíamos poder hacerlo sin ningún remordimiento, ¿o no?, pues de nuevo yo digo que sí. Es que es mucha la presión social que se aplica siempre que hay que vérselas frente a una situación completamente subjetiva.
Por ejemplo, los jefes, Dios mío, que caso más desesperado de “poner buena cara” son los jefes. Ánimo señores, pongamos buena cara y alcancemos las metas de este mes. Pues va a ser que no, ni pongo buena cara ni nada, porque para la basura de sueldo que me pagan las metas del mes se pueden ir al demonio. Felicítenme por el BMW que me acabo de comprar. Pues no lo felicito nada, porque se lo compró con comisiones que me correspondían a mí, pero como hasta el burro mas burro puede ganarlo todo siempre que tenga los contactos, pues ni modo. ¿Verdad que soy el mejor gerente del mundo? Pues no, el Coyote sabe más lo que es comerse al Correcaminos que lo que usted sabe de ser gerente. González, como se cuanto quiere a la empresa, venga el sábado para ayudarme con una presentación. Lo que quiero es incendiar a la empresa, y además de todo lo que trabajo tengo que venir el sábado, vaya mierda, y por cierto, es Pérez, no González, cabrón. Y los chistes, ¿por qué carajo los jefes tienen que contar chistes? ¿Graciosísimo verdad? Siii, tan gracioso como un examen de próstata. Pero claro, ponemos buena cara y nos tragamos la bilis que nos inundó hasta los oídos, porque es lo que se espera, cuando en realidad semejante hipocresía es más desconsideración que decir la verdad.
Otro ejemplo, los papás. Este también es un caso crónico de “poner buena cara”. ¿Verdad que es precioso mi hijo? Pues no, es igualito a vos y vos sos mas feo que pararse descalzo en un pedazo de popó. Pero de nuevo la presión social nos gana y hasta un beso le damos a la criatura, que al final de cuentas es la única inocente de la historia. Pero que divertido están jugando los niños, ¿Verdad? Pues no, parecen una turba enardecida y mi perro está a punto de comerse a uno. Estoy orgulloso porque mi hijo salió tan inteligente como yo. Joder, pues pobre niño y pensar que ese será el futuro del país. Que bien toca el violín mi hija ¿Verdad? Pues no, acaso no ves la sangre que me sale del oído. Mi hija no entendía matemáticas pero desde que va a clases privadas con el profesor saca muy buenas notas. Pues en lugar de hacerle una prueba de ecuaciones hay que hacerle una prueba de embarazo.
Y así, casos y caso y más casos. ¿A que es muy bonita mi novia? Pues no, algo buena si que está pero de allí a que sea bonita queda mucho. ¿Qué te pareció mi amigo, buena persona verdad? Pues no, tiene una planta de hijo de puta que no puede con ella. ¿A que mi carro es una nave? Pues no, y ese color que elegiste parece de maricón. ¿Yo creo que no te agrado, verdad? Pues no, me agradás tanto como una patada en las pelotas.
Pues eso, así que ya saben que para la próxima no le aguanten nada a nadie y expresen su opinión lo mas sinceramente posible. Si ese cambio de actitud incide directamente en que sus amigos se alejen de ustedes, ni modo, por lo menos tendrán la conciencia tranquila por decir la verdad, jajajaja.
¿Por qué no podemos poner mala cara? Si se nos antoja poner mala cara ante lo que nos de la gana deberíamos poder hacerlo sin ningún remordimiento, ¿o no?, pues de nuevo yo digo que sí. Es que es mucha la presión social que se aplica siempre que hay que vérselas frente a una situación completamente subjetiva.
Por ejemplo, los jefes, Dios mío, que caso más desesperado de “poner buena cara” son los jefes. Ánimo señores, pongamos buena cara y alcancemos las metas de este mes. Pues va a ser que no, ni pongo buena cara ni nada, porque para la basura de sueldo que me pagan las metas del mes se pueden ir al demonio. Felicítenme por el BMW que me acabo de comprar. Pues no lo felicito nada, porque se lo compró con comisiones que me correspondían a mí, pero como hasta el burro mas burro puede ganarlo todo siempre que tenga los contactos, pues ni modo. ¿Verdad que soy el mejor gerente del mundo? Pues no, el Coyote sabe más lo que es comerse al Correcaminos que lo que usted sabe de ser gerente. González, como se cuanto quiere a la empresa, venga el sábado para ayudarme con una presentación. Lo que quiero es incendiar a la empresa, y además de todo lo que trabajo tengo que venir el sábado, vaya mierda, y por cierto, es Pérez, no González, cabrón. Y los chistes, ¿por qué carajo los jefes tienen que contar chistes? ¿Graciosísimo verdad? Siii, tan gracioso como un examen de próstata. Pero claro, ponemos buena cara y nos tragamos la bilis que nos inundó hasta los oídos, porque es lo que se espera, cuando en realidad semejante hipocresía es más desconsideración que decir la verdad.
Otro ejemplo, los papás. Este también es un caso crónico de “poner buena cara”. ¿Verdad que es precioso mi hijo? Pues no, es igualito a vos y vos sos mas feo que pararse descalzo en un pedazo de popó. Pero de nuevo la presión social nos gana y hasta un beso le damos a la criatura, que al final de cuentas es la única inocente de la historia. Pero que divertido están jugando los niños, ¿Verdad? Pues no, parecen una turba enardecida y mi perro está a punto de comerse a uno. Estoy orgulloso porque mi hijo salió tan inteligente como yo. Joder, pues pobre niño y pensar que ese será el futuro del país. Que bien toca el violín mi hija ¿Verdad? Pues no, acaso no ves la sangre que me sale del oído. Mi hija no entendía matemáticas pero desde que va a clases privadas con el profesor saca muy buenas notas. Pues en lugar de hacerle una prueba de ecuaciones hay que hacerle una prueba de embarazo.
Y así, casos y caso y más casos. ¿A que es muy bonita mi novia? Pues no, algo buena si que está pero de allí a que sea bonita queda mucho. ¿Qué te pareció mi amigo, buena persona verdad? Pues no, tiene una planta de hijo de puta que no puede con ella. ¿A que mi carro es una nave? Pues no, y ese color que elegiste parece de maricón. ¿Yo creo que no te agrado, verdad? Pues no, me agradás tanto como una patada en las pelotas.
Pues eso, así que ya saben que para la próxima no le aguanten nada a nadie y expresen su opinión lo mas sinceramente posible. Si ese cambio de actitud incide directamente en que sus amigos se alejen de ustedes, ni modo, por lo menos tendrán la conciencia tranquila por decir la verdad, jajajaja.
3 comentarios:
"mi amor no te enojes juntos podemos salir adelante" MENTIRA! llevamos 2 anio de clavo en clavo NO PODEMOS JUNTOS... jajaj eso fue relajante jajajaja
Mira las reacciones que provocás... jajaja...
No a todos nos va poner mala cara.. y no en todas las situaciones.. pero yo si ya aprendí muchas veces a decir que no, y poner mala cara! De verdad deberían intentarlo.. porque así evita uno que el vaso se vaya llenando y sea un solo bombazo cuando se rebalse... que a la larga, es peor!
Y manden a la miércoles todo lo que nos les gusta!
"mi amor, lo que me hiciste no tiene nombre"....y apellido tampoco mi vida porque ya me vor, jajaja. La novia embarazada al novio culpable.
Esa es la idea, causar reacciones, que bueno que te resulto relajante mano, jajaja. Total, si algo es insalvable para que tratar de salvarlo, jajaja.
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