Pero no es la goma el tema central de hoy, sino que yo quiero cambiar un poco la letra de la canción a que quede algo así:
“Ay Diosito si borracho te ofendí, por lo menos que no se me haga fama de bolo”
(Bolo=borracho), jajaja.
¿Por qué el cambio? Porque resulta que sin saberlo, sin esperarlo y mejor aun sin merecerlo tengo una fama de bolo de campeonato que no puedo con ella. Ahora resulta que todos piensan o creen que soy un bolo profesional y la verdad no se por qué. Reconozco que hace años me tomaba unas cuantas cervecitas los sábados, pero nada del otro mundo y en ocasiones especiales con los amigos podíamos beber mas de la cuenta, pero contadas ocasiones.
Normalmente no me preocuparía que la gente piense lo que quiera, sobre todo porque yo se que no es cierto, pero es que este viaje a Guatemala me demostró hasta que punto esa fama inmerecida a crecido y se ha extendido. Por ejemplo, le dije a tres amigos que debía ir al médico y los tres respondieron: “Puta, ya estas malo del hígado…” Perdonen señores pero ¿Qué es esa mierda? Lo que en realidad creo que pasa es que mucha gente solo me veía una o dos veces al año, por lo general en semana santa o navidad/año nuevo, así que esa única vez que me veían en efecto me veían bebiendo y como se pasan de prejuiciosos automáticamente asumían que el resto del año era igual, cuando en realidad, y no es por justificarme, pero normalmente paso meses sin ingerir ninguna bebida alcohólica.
Otra cosa que no ayuda en la fama de bolo son las historias que se cuentan entre amigos y que con el tiempo se distorsionan, por poner un ejemplo, la historia que cuenta mi primo del alma de una vez en Zacapa, en el año 2000 y que cuando se empezó a contar era que yo me había tomado 24 cervezas en 6 horas y al irme a dormir me lleve 4 mas a la mesita de noche. Pues hoy han pasado 5 años y la historia ya va por 36 cervezas en 2 horas y 6 más para dormir. Imagínense ustedes.
Otra historia que no colabora pero que yo mismo cuento porque es una historia buenísima y se las contaré mas adelante en otro post exclusivo porque se lo merece es cuando un seudo-alemán me retó a tomar cerveza y, modestia aparte, tuve que ganarle. Eso fue en Panajachel para un fin de año y se dice por allí que me tome entre 12 y 13 litros de cerveza, aunque admito que yo dejé de contar en 10. Pero el infeliz ese cayó desmayado en su propio vómito mientras yo quedé en pié para pelear un día mas, jajajajaja.
Y así, historias infinitas las que cuentan de mí, jajaja. Como cuando me tomé botella y media de tequila en la casa del Omar, pero fue por desamor y hace 10 años, jajaja. O cuando con el gran Omar, el Luís Pedro y yo nos acabamos las cervezas de la tienda del Zacapa y seguimos con las de otra tienda, y encima de eso nos comimos una sandía bañada en vodka, jajaja. O cuando con el Omar nos tomamos dos litros de whiskey. O cuando se casó mi tío pachín, que bajo nuestra mesa encontraron 19 medias botellas de ron y 6 mas que nos llevamos al pueblo, pero éramos como 10 ese día. O la noche de las ocho cucarachas en Panajachel después de una tarde cervecera. O la vez de los 7 cubetazos en Dannys (1 cubetazo = 6 cervezas) y después los whiskeys dobles en Blue Moon y solo con el Omar. O la vez de los calimochos en la Antigua. O la vez de…O…O…O mejor no sigo contando porque tampoco creo que esto ayude a disminuir mi fama.
O mejor sí, que jodidos, si esto ya es un mito hagamos que el mito siga creciendo, alimentemos el mito, jajaja. Total, solo yo conozco la realidad de estas historias.
Mas historias, a ver, cuéntenme ustedes las que se acuerden o que hayamos compartido. Por si las dudas, SALUD.