Estimados lectores y lectoras, durante todos estos días he estado evitando escribir al respecto de la situación actual que se vive en el país, con la muerte del señor Rosenberg(QEPD), las acusaciones hacia el presidente y su círculo más próximo, las acusaciones contra banrural, la detención de Jean por su post en twitter, las manifestaciones de rechazo a la actual administración pública, las manifestaciones de apoyo a la misma y en general sobre la crisis institucional y política que se vive hoy por hoy.
Siendo el internet y los blogs un medio de comunicación masivo y global, considero que ya no se le puede categorizar como no tradicional, pues ha superado en alcance y llegada a los medios convencionales tanto escritos como radiales o televisivos. Por eso mismo mucha gente cree que cada uno de los que utilizamos esta vía de comunicación deberíamos estar comprometidos con las causas de todos y en cierta forma lo estamos en mayor o menor medida.
Quiero reconocer, a riesgo de decepcionar a muchas personas que probablemente esperaban un activismo mas decidido por parte del ruletero, que en lo personal prefiero desmarcarme de las confrontaciones, y voy a explicarles por qué, pero antes quiero dar las gracias a toda la gente que ha manifestado su repudio ante la situación actual del país realizando acciones de protesta, demostrando que aun creen posible que el país cambie, equilibrando un poco para compensar a quienes como yo, hace mucho tiempo dejamos de creer.
Decía que prefiero desmarcarme porque aunque me pase de cínico al decirlo, no creo que sirva de nada ni que vaya a tener algún efecto positivo en el futuro inmediato de nuestro país. No quiero pasarme de ingenuo y por eso no creo que en realidad el acontecer diario de nuestro país esté en nuestras manos. Hace mucho tiempo que dejó de estarlo. Un amigo mío decía en otro sitio de internet que en este país no existen altares para los héroes y sus palabras son muy ciertas. Se que estas palabras se van a pasar a un nuevo nivel de egoísmo social, pero encuentro totalmente inútil y sin sentido el sacrificio personal, inmolarse por un pueblo indiferente y desagradecido, que lleva muchos años permitiendo que las cosas pasen, haciendo la vista a un lado y que se engaña pensando que a pesar de la inercia descendente que ya alcanzamos, las soluciones inmediatas son posibles.
De todos los que siguen este blog regularmente es sabido que por trabajo he tenido la oportunidad de vivir en otros dos países durante los últimos años. Vivía en España cuando el gobierno español anunció la decisión de que España se uniera a Estados Unidos en la invasión a Irak. Fui testigo de manifestaciones multitudinarias, y cuando digo multitudinarias no estoy hablando de cincuenta mil personas, estoy hablando de cientos de miles, de millones a lo largo y ancho del país. ¿Sirvió de algo? No. Al cabo de unos días los primeros efectivos españoles embarcaban rumbo a Irak y unos meses después Madrid sufría el peor atentado terrorista de su historia como represalia por aquella decisión equivocada y claramente impopular. La opinión de aquellos millones de personas, de los cuales yo era uno mas, no contó para nada y pasó lo que pasó. Hasta que el pueblo castigó con votos a los que consideró responsables, quienes pasaron de contar con mayoría absoluta a perder las elecciones por un amplio margen.
Un tiempo después, viviendo ya en Venezuela otra vez vi a millones de personas manifestarse en contra de multitud de decisiones del régimen de Chávez, por las mas diversas razones. Vi de nuevo las manifestaciones multitudinarias que solo servían para que los que marchaban hasta adelante respiraran gas lacrimógeno y recibieran perdigonazos de goma, pero que de ninguna manera resultaron en algo positivo para el pueblo. Lo único que consiguieron fue generar un cisma social y un enfrentamiento que se ha enraizado ya en la idiosincracia social de aquel país, llegando incluso a separar familias por sus diferencias políticas, caso que también conocí de primera mano. ¿Sirvió de algo? No. Hasta que el pueblo le recupero un poco de territorio electoralmente hablando al gobierno, quien sin embargo ignoró por completo esa voluntad del pueblo, desencadenó acciones para desvirtuar esa victoria y hoy en día es infinitamente mas poderoso e inmune a la opinión del pueblo que hace 10 años.
Y aquí pasa lo mismo. Otro amigo decía que habría que traer a los guatemaltecos del 44, pero veo muy difícil que los encontremos. Ya no quedan, y nosotros ya no somos así. Decepción tras decepción, acto de corrupción tras corrupción, han ido eliminando nuestro idealismo, nuestra capacidad de reacción, nuestra esperanza.
Por eso mi posición es egoísta e indiferente. Yo lo único que quiero es mantener mi trabajo, mal que bien y a empujones poder pagar mis cuentas y la comida. ¿La violencia? Es un flagelo que nos azota todos los días y solo podemos esperar que no la veamos cerca, pero no es nada nuevo ni de extrañar cuando la nuestra se ha convertido en una sociedad inherentemente violenta en todos sus niveles. Estudiémonos cada uno de nosotros con sinceridad y verán como las reacciones violentas las tenemos demasiado cerca de la superficie. Nunca he creído en segundas oportunidades, porque ningún ser humano las merece. Quien peca una vez volverá a pecar. Quien roba una vez volverá a robar. Y eso se puede trasladar a instituciones y países.
Lo que si quiero que comprendan es que no se puede permitir la polarización de la sociedad. Al producirse dicha polarización si que será el tiro de gracia para las esperanzas que alguna vez las cosas cambien. No se puede permitir que se siembren odios entre el pueblo por la clase social, por el credo religioso, por la tendencia política, por la raza o por lo que sea. Esto no se trata de un duelo entre ricos y pobres, o entre derecha e izquierda. Todos los interesados deben recordar que la autocrítica es muy importante y que si de verdad creen en una ideología política tienen que apoyar a la ideología como institución y no al hombre como individuo que la trata de implantar. Si ese individuo es ineficaz y está fallando, se le deben señalar sus errores y reconocerlo como el fracaso que es, pero nunca apoyarlo a ciegas solo porque medianamente está del lado al que apoyamos. Eso solo nos hundirá mas rápido. Recordar que creamos en lo que creamos, apoyemos al oficialismo o a la oposición, antes que nada somos Guatemaltecos y si en el barco en el que estamos lo que hay para comer es mierda, pues mierda vamos a comer todos, sin importar en que punto de la ciudad nos concentramos hoy.
No hace falta que me maltraten o que me digan que esa no es la posición que hay que tomar, que así nada cambiara. Eso ya lo se yo por mi propia cuenta. Es solo que no creo que sea posible que nada cambie se haga lo que se haga y gobierne quien gobierne. A pesar de que creo en Dios, no creo que esto sea cosa de estarlo invocando y decir que solo Dios puede hacer que esto mejore. Esta situación es cosa nuestra, nosotros la provocamos y ahora se nos ha ido de las manos. Perdonen mi pesimismo, pero esta situación ha hecho brotar mi lado pesimista de la manera mas fácil. ¿Qué pasará? Nadie lo sabe, aunque la respuesta mas común es nada. Probablemente. O a lo mejor, y eso espero, me tenga que terminar tragando mis palabras al respecto de que nada va a cambiar. El tiempo lo dirá.
Siendo el internet y los blogs un medio de comunicación masivo y global, considero que ya no se le puede categorizar como no tradicional, pues ha superado en alcance y llegada a los medios convencionales tanto escritos como radiales o televisivos. Por eso mismo mucha gente cree que cada uno de los que utilizamos esta vía de comunicación deberíamos estar comprometidos con las causas de todos y en cierta forma lo estamos en mayor o menor medida.
Quiero reconocer, a riesgo de decepcionar a muchas personas que probablemente esperaban un activismo mas decidido por parte del ruletero, que en lo personal prefiero desmarcarme de las confrontaciones, y voy a explicarles por qué, pero antes quiero dar las gracias a toda la gente que ha manifestado su repudio ante la situación actual del país realizando acciones de protesta, demostrando que aun creen posible que el país cambie, equilibrando un poco para compensar a quienes como yo, hace mucho tiempo dejamos de creer.
Decía que prefiero desmarcarme porque aunque me pase de cínico al decirlo, no creo que sirva de nada ni que vaya a tener algún efecto positivo en el futuro inmediato de nuestro país. No quiero pasarme de ingenuo y por eso no creo que en realidad el acontecer diario de nuestro país esté en nuestras manos. Hace mucho tiempo que dejó de estarlo. Un amigo mío decía en otro sitio de internet que en este país no existen altares para los héroes y sus palabras son muy ciertas. Se que estas palabras se van a pasar a un nuevo nivel de egoísmo social, pero encuentro totalmente inútil y sin sentido el sacrificio personal, inmolarse por un pueblo indiferente y desagradecido, que lleva muchos años permitiendo que las cosas pasen, haciendo la vista a un lado y que se engaña pensando que a pesar de la inercia descendente que ya alcanzamos, las soluciones inmediatas son posibles.
De todos los que siguen este blog regularmente es sabido que por trabajo he tenido la oportunidad de vivir en otros dos países durante los últimos años. Vivía en España cuando el gobierno español anunció la decisión de que España se uniera a Estados Unidos en la invasión a Irak. Fui testigo de manifestaciones multitudinarias, y cuando digo multitudinarias no estoy hablando de cincuenta mil personas, estoy hablando de cientos de miles, de millones a lo largo y ancho del país. ¿Sirvió de algo? No. Al cabo de unos días los primeros efectivos españoles embarcaban rumbo a Irak y unos meses después Madrid sufría el peor atentado terrorista de su historia como represalia por aquella decisión equivocada y claramente impopular. La opinión de aquellos millones de personas, de los cuales yo era uno mas, no contó para nada y pasó lo que pasó. Hasta que el pueblo castigó con votos a los que consideró responsables, quienes pasaron de contar con mayoría absoluta a perder las elecciones por un amplio margen.
Un tiempo después, viviendo ya en Venezuela otra vez vi a millones de personas manifestarse en contra de multitud de decisiones del régimen de Chávez, por las mas diversas razones. Vi de nuevo las manifestaciones multitudinarias que solo servían para que los que marchaban hasta adelante respiraran gas lacrimógeno y recibieran perdigonazos de goma, pero que de ninguna manera resultaron en algo positivo para el pueblo. Lo único que consiguieron fue generar un cisma social y un enfrentamiento que se ha enraizado ya en la idiosincracia social de aquel país, llegando incluso a separar familias por sus diferencias políticas, caso que también conocí de primera mano. ¿Sirvió de algo? No. Hasta que el pueblo le recupero un poco de territorio electoralmente hablando al gobierno, quien sin embargo ignoró por completo esa voluntad del pueblo, desencadenó acciones para desvirtuar esa victoria y hoy en día es infinitamente mas poderoso e inmune a la opinión del pueblo que hace 10 años.
Y aquí pasa lo mismo. Otro amigo decía que habría que traer a los guatemaltecos del 44, pero veo muy difícil que los encontremos. Ya no quedan, y nosotros ya no somos así. Decepción tras decepción, acto de corrupción tras corrupción, han ido eliminando nuestro idealismo, nuestra capacidad de reacción, nuestra esperanza.
Por eso mi posición es egoísta e indiferente. Yo lo único que quiero es mantener mi trabajo, mal que bien y a empujones poder pagar mis cuentas y la comida. ¿La violencia? Es un flagelo que nos azota todos los días y solo podemos esperar que no la veamos cerca, pero no es nada nuevo ni de extrañar cuando la nuestra se ha convertido en una sociedad inherentemente violenta en todos sus niveles. Estudiémonos cada uno de nosotros con sinceridad y verán como las reacciones violentas las tenemos demasiado cerca de la superficie. Nunca he creído en segundas oportunidades, porque ningún ser humano las merece. Quien peca una vez volverá a pecar. Quien roba una vez volverá a robar. Y eso se puede trasladar a instituciones y países.
Lo que si quiero que comprendan es que no se puede permitir la polarización de la sociedad. Al producirse dicha polarización si que será el tiro de gracia para las esperanzas que alguna vez las cosas cambien. No se puede permitir que se siembren odios entre el pueblo por la clase social, por el credo religioso, por la tendencia política, por la raza o por lo que sea. Esto no se trata de un duelo entre ricos y pobres, o entre derecha e izquierda. Todos los interesados deben recordar que la autocrítica es muy importante y que si de verdad creen en una ideología política tienen que apoyar a la ideología como institución y no al hombre como individuo que la trata de implantar. Si ese individuo es ineficaz y está fallando, se le deben señalar sus errores y reconocerlo como el fracaso que es, pero nunca apoyarlo a ciegas solo porque medianamente está del lado al que apoyamos. Eso solo nos hundirá mas rápido. Recordar que creamos en lo que creamos, apoyemos al oficialismo o a la oposición, antes que nada somos Guatemaltecos y si en el barco en el que estamos lo que hay para comer es mierda, pues mierda vamos a comer todos, sin importar en que punto de la ciudad nos concentramos hoy.
No hace falta que me maltraten o que me digan que esa no es la posición que hay que tomar, que así nada cambiara. Eso ya lo se yo por mi propia cuenta. Es solo que no creo que sea posible que nada cambie se haga lo que se haga y gobierne quien gobierne. A pesar de que creo en Dios, no creo que esto sea cosa de estarlo invocando y decir que solo Dios puede hacer que esto mejore. Esta situación es cosa nuestra, nosotros la provocamos y ahora se nos ha ido de las manos. Perdonen mi pesimismo, pero esta situación ha hecho brotar mi lado pesimista de la manera mas fácil. ¿Qué pasará? Nadie lo sabe, aunque la respuesta mas común es nada. Probablemente. O a lo mejor, y eso espero, me tenga que terminar tragando mis palabras al respecto de que nada va a cambiar. El tiempo lo dirá.